El camino hacia el Net Zero
En los medios de comunicación escuchamos constantemente hablar del «Net Zero». Pero, ¿qué significa esto realmente?
¿Qué significa Net Zero?
En los medios de comunicación escuchamos constantemente hablar del «Net Zero». Países, e incluso empresas de todo el mundo, presentan sus promesas para unirse a la «carrera hacia el cero». Pero, ¿qué significa esto realmente?
Empecemos por algunos conceptos científicos básicos: la forma que tiene el carbono de circular por la Tierra se conoce como el ciclo del carbono. Este ciclo está compuesto por fuentes emisoras de carbono y sumideros de carbono, que se pueden definir como todo aquello que absorbe más carbono del que libera (p. ej., las plantas, los océanos o el suelo).
El sistema siempre se había equilibrado de manera natural; sin embargo, el ser humano, con su intervención, está alterando el curso natural de este ciclo.
La actividad de los seres humanos ha alterado el equilibrio existente entre la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se liberan a la atmósfera y la cantidad de carbono que pueden absorber estos sumideros naturales.
El resultado es una acumulación neta de GEI en la atmósfera, que es la causa del calentamiento global y provoca este cambio climático antropogénico.
Para detener el calentamiento, es necesario alcanzar un equilibrio entre las fuentes de emisiones antropogénicas y su absorción. A este estado de equilibrio se lo conoce como cero emisiones netas o «Net Zero».
Por qué es tan importante el Net Zero
Hemos llegado a un punto crítico en el que es necesario restaurar el delicado equilibrio del ciclo de carbono de la Tierra.
Resulta urgente limitar el calentamiento global por debajo de los 2 ºC. Sin embargo, en un mundo dominado por los viajes en avión, los productos de usar y tirar y los procesos de fabricación a bajo coste, es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Las catástrofes naturales son cada vez más frecuentes y virulentas y ya pueden observarse algunos cambios permanentes en nuestro medioambiente.
Por otro lado, se encuentran los «puntos de inflexión», un umbral crítico que, cuando se sobrepasa, puede provocar grandes cambios, a menudo irreversibles, en el estado del sistema climático. Por ejemplo, la fusión constante de las capas de hielo de Groenlandia que ya estamos observando y cuya desaparición provocará el ascenso del nivel del mar.
En resumen, estos ciclos de retroalimentación y puntos de inflexión climáticos hacen que el tiempo juegue en nuestra contra en esta carrera contrarreloj hacia las cero emisiones netas.
Esta crisis medioambiental supone también una grave crisis humanitaria. Los países más pobres son los que menos han intervenido en el cambio climático, pero son ellos los que sufren las mayores consecuencias. Olas de calor, sequías, tormentas e inundaciones que provocan gran cantidad de víctimas mortales, azotan sin piedad estas zonas hasta convertirlas en regiones inhabitables. Por ejemplo, Madagascar, está sufriendo la que se considera la primera hambruna causada directamente por el cambio climático y, como consecuencia, ya están llegando hasta nuestras costas las primeras oleadas de refugiados por el cambio climático.
En los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) se detallan las posibles consecuencias medioambientales que podría tener no descarbonizar la economía mundial para mediados de este siglo. Sabemos que, si queremos evitar los peores efectos del cambio climático, la temperatura de la Tierra debe mantenerse por debajo de 1,5 ºC de calentamiento. Sin acciones drásticas para reducir las emisiones, las últimas estimaciones son que las temperaturas globales aumentarán entre 2,5 y 4,5 ºC para 2100.
Recortar las emisiones
Debemos dejar de alterar el delicado equilibrio del carbono. Sabemos que reducir a cero las emisiones netas es nuestra mejor oportunidad para tener un futuro más sostenible y, nos guste o no, ese futuro no puede depender de los combustibles fósiles finitos.
La energía, la mayor demanda de alimentos y tierras, el transporte y la construcción, son, todos ellos, grandes fuentes de emisiones. Todos esto ámbitos requieren una transformación profunda. Por ejemplo, necesitamos construir casas energéticamente más eficientes, cambiar la manera de cultivar las tierras, utilizar los alimentos de manera más eficiente para reducir los desperdicios, electrificar los sistemas energéticos y mejorar las redes eléctricas, invertir en energías renovables, y tratar de reducir el consumo de carne.
Ideas no faltan, lo que falta es voluntad. Un cambio de sistemas de este tipo exigiría a los gobiernos la aprobación de nuevas leyes, establecer qué actividades se subvencionan, cuáles se someten a impuestos y sobre cuáles deben establecerse normativas, y esto no se está haciendo.
Para alcanzar el objetivo del Net Zero de emisiones para 2050, el mundo debería prácticamente dividir por dos las emisiones de gases de efecto invernadero durante los próximos ocho años. Para lograrlo, debe hacerse frente a este desafío de manera conjunta, desde las empresas, la legislación y los consumidores.
Abordar las emisiones perjudiciales
No nos podemos contentar con recortar las emisiones, ¡el carbono en la atmósfera ya no volverá a los niveles previos a la industrialización! Necesitamos eliminar estas emisiones del aire, lo cual no es tarea sencilla y, sobre todo, a gran escala. Para lograr un futuro con cero emisiones netas, deberíamos eliminar miles de millones de toneladas de CO2 al año.
Se estima que nuestros océanos absorben un 40 % de las emisiones de CO2, es decir, que la naturaleza ya se encarga de la mayor parte del trabajo, pero a medida que cambian las temperaturas, disminuye la capacidad de nuestros sumideros de carbono para realizar esta función vital.
Para reducir los niveles de carbono, debemos conservar nuestro sumideros naturales y crear nuevos. Por ejemplo, implantando medidas de protección para evitar la tala de grandes áreas forestales o preservar los ecosistemas costeros (líneas de costa, marismas, humedales).
Además de aprobar nuevas medidas de protección, debemos ayudar a recuperar nuestros sumideros naturales mediante la reforestación, mejorar el almacenamiento de carbono en el suelo gracias a unas prácticas agrícolas más sostenibles y crear nuevos arrecifes de coral.
La sociedad también está buscando otras iniciativas artificiales. Muchas empresas están buscando formas de capturar el CO2 y almacenarlo permanentemente bajo tierra; pero se trata de un proceso caro y con ciertos límites que no soluciona el problema de los GEI.
La cantidad de GEI que es necesario eliminar dependerá de la cantidad que seamos capaces de recortar.
Hacer realidad los objetivos de Net Zero
Las acciones no se están llevando a cabo al ritmo que deberían, por eso suele decirse que se trata de una «carrera» hacia el Net Zero.
Algunos países se han comprometido públicamente: los Estados Unidos y la Unión Europea tienen la intención de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050 y China se ha comprometido a alcanzarlo para 2060. Aunque los objetivos son importantes para trabajar por el bien común y orientar las decisiones políticas, no nos podemos confundir los objetivos con las garantías.
Existen cientos de soluciones para el cambio climático, que van mucho más allá de las que se han enumerado, pero es necesario contar con una verdadera voluntad de cambio e inversión para llevarlas a cabo.
Alcanzar las cero emisiones netas supondrá una revolución tecnológica y una revolución de nuestra mentalidad a partes iguales. Se trata de una carrera en la que participamos todos: todos los gobiernos, todas las economías, y toda la población, con el objetivo de cambiar la forma de hacer las cosas. Acelerar el ritmo para alcanzar el objetivo del Net Zero depende de todos nosotros, ya seamos consumidores, grandes o pequeñas empresas o responsables políticos.
¿Qué puede hacer su organización?
Si una empresa desea iniciar este camino hacia la sostenibilidad, puede ser recomendable buscar asesoramiento experto, a fin de establecer una estrategia de acción climática de manera precisa y transparente.
Las empresas que deseen alcanzar el Net Zero, primero deberán lograr los objetivos de reducción de emisiones en consonancia con la ciencia (basándose en la SBTi Corporate Net-Zero Standard ya mencionada) y neutralizar las emisiones residuales (las emisiones que simplemente no se pueden evitar ni reducir). El camino hacia el Net Zero comenzará cuando se consiga la neutralidad de carbono, es decir, cuando se logren compensar todas las emisiones actuales.
Si desea que su empresa emprenda el camino hacia la sostenibilidad, descubra los cinco pasos que debe tomar para establecer una estrategia de acción climática.
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